Debemos ante todo decir que la Medicina China tiene muchos siglos de antigüedad. En ella existen numerosas formas de tratamiento, pero la más conocida y utilizada en Europa es la acupuntura. La acupuntura es la inserción de pequeñas y finas agujas en puntos concretos de la superficie corporal. Estas agujas especiales pueden pincharse por ejemplo en el lóbulo de la oreja, aunque también están las bolitas magnéticas que se ponen en puntos de acupuntura en esa misma oreja, y entonces ya se trataría de auriculoterapia. La Medicina Tradicional China se basa en conceptos taoístas y culturales de algunas zonas concretas de Asia, como son el equilibrio de los opuestos, ying y yang, la teoría de los cinco elementos, y muy especialmente la energía que llamamos Qi. Esta energía vital se encuentra circulando por los canales de energía o meridianos, que tienen relación directa con órganos y funciones. Cada meridiano tiene un recorrido y sus puntos propios de acupuntura, que son puntos muy específicos y localizados en lugares exactos anatómicos. Las últimas investigaciones los sitúan en zonas de transmisión neurovascular y con capacidad para segregar hormonas, así como neurotransmisores, substancias que estarían relacionadas con el dolor y otras funciones del organismo. La Medicina Tradicional China tiene un concepto integrativo físico y emocional y la idea preventiva de buscar el equilibrio para no enfermar es en ella fundamental y prioritaria. Al paciente se le pregunta y escucha, tras lo cual se elabora la historia energética. Luego se le explora y también se observan la lengua y los diferentes pulsos. Una vez que tenemos el diagnóstico de Medicina China, hay que decidir qué puntos son los adecuados para ese síndrome en concreto. Las agujas que se aplican se mantienen durante unos 25-30 minutos y se retiran hasta la siguiente sesión. Otra forma práctica de la acupuntura es la electroacupuntura, que se aplica con una corriente eléctrica precisa en cada punto y es muy útil para combatir el dolor