Se trata de una técnica médica mediante infiltraciones a base de procaína, que regula el sistema nervioso vegetativo, el cual se encarga de diversas funciones del organismo y vísceras. Se realiza a nivel de piel, por lo que es de fácil acceso. Esta técnica se desarrolló en Alemania durante el siglo pasado y su uso es muy amplio, en especial para tratar tanto el dolor agudo como el crónico, además de las cicatrices, que se consideran un campo de interferencia de vital importancia. Un campo de interferencia es una zona del cuerpo en el que se ven alteradas la información y circulación del sistema nervioso vegetativo. Puede producirse en una cicatriz como la cesárea, hasta en las ocasionadas por las diferentes cirugías, incluidas las bucales entre otras. Lo primero que se hace en Terapia Neural es escuchar la explicación del problema del paciente, después se realizan una serie de preguntas específicas para orientar el tratamiento más adecuado y, por último, tras la exploración, se acaba de decidir qué puntos y dónde se debe infiltrar. Se puede infiltrar desde tendones a músculos, ganglios u articulaciones. Esta terapia, como ya se ha dicho, es muy recomendada especialmente en cicatrices.